Proposición.

Desde hace aproximadamente dos años mi corazón no encuentra el momento adecuado para decirte que te quiero. Antes, te veía pasar y estabas distante, ahora no puedo vivir si no estás a mi lado, si no escucho tu cálida voz, si no te veo reír todo el tiempo.
Me gustaría poder mirarte a la cara y decir todo lo que siento por ti, pero soy demasiado cobarde para contarte todas mis emociones frente a frente.
Muchas veces me he preguntado si merece la pena todo lo que sufro cuando te miro. Cada día, cuando te veo, no puedo expresar mis sentimientos hacia ti y es que unos días te amo y otros te odio pero el amor y el aprecio que te tengo ganan a ese momento que siento cuando pasas de mí o cuando me ignoras.
Espero que algún día comprendas todo lo que siento, y que me mires con esa mirada con la que matarías de envidia a toda la ciudad.
Aunque sé que debo alejarme de ti nunca lo consigo, y es que aunque intentos no me faltan siempre acabo recordándote y es irresistible para mí pasar al lado tuyo y no mirarte con instinto de deseo.
¿Qué puedo hacer para que te des cuenta de una vez por todas que quiero estar contigo?
Mi imaginación cree que tú también me amas, pero sé que eso nunca sucederá. Tantas ilusiones que tengo planeadas y ninguna se podrá cumplir, aunque yo siempre seré feliz al verte sonreír.
Te escribo esta carta porque ya no puedo estar esperándote más, llevó dos largos e intensos años esperando sentado a que te dieras cuenta de que te amo, de que quiero pasar el resto de los días junto a ti. Ahora voy a arrancarme el corazón para poder olvidarte, sé que esto no va a ser fácil, pero esta vez sé que voy a poder conseguirlo.
Mientras te escribo esto no puedo para de derramar mis largas lágrimas que recorren todo mi cuerpo y hoy, una tarde del frío invierno pongo fin a tantos años de espera, tanto tiempo de paciencia, de incertidumbre y de otras muchas sensaciones que siento al pensar en ti, aunque me quedo con las ganas de no haberte conocido.
Y tras estas nostálgicas palabras, me despido para siempre de ti, no intentes buscarme, ya que no me encontraras y es que en el sitio donde estoy ahora no veo ni un simple rastro de luz, sólo una gran y tenebrosa oscuridad.